domingo, 28 de mayo de 2017

Fue al colegio con Ana Frank, sobrevivió al Holocausto y da su testimonio a los más jóvenes

El Diario Clarín, en su edición digital, publicó este artículo.

Crónicas del nuevo milenio
Fue al colegio con Ana Frank, sobrevivió al Holocausto y da su testimonio a los más jóvenes
Un encuentro memorable. Albert Gomes de Mesquita conoció a la joven heroína y estuvo en el centro que lleva su nombre para dialogar con jóvenes argentinos.

De Amsterdam a Buenos Aires. Albert Gomes de Mesquita, en el Centro Ana Frank, conversando con jóvenes argentinos.



Sus ojos azules parecen gastados. La voz es firme, a veces terminante, a veces cascada. Sin embargo, si el dolor o la emoción asoma, los suplanta con una ironía o dosis de buen humor. Albert Gomes de Mesquita vino a la Argentina para dar su testimonio. En el verano del 42 fue compañero de colegio de Ana Frank, en Amsterdam, antes de que ambos tuvieran que esconderse mientras los nazis deportaban a los judíos a los campos de concentración.
En una casona donde funciona el Centro Ana Frank Argentina, inseparable de su mujer Bep desde hace 35 años, la señala y la mira con amor cuando le preguntan qué lo hace sonreír hoy. Tiene 87 años. Pero a los 12, tuvo que esconderse junto a su hermana y sus padres. Pasaron por 12 refugios durante tres años.
Ahora un grupo de jóvenes le saca fotos con sus celulares. Le pide selfies. Espera escucharlo en este jardín de Coghlan que durante la dictadura militar argentina también sirvió como refugio para muchos perseguidos. Lo primero que genera curiosidad es cómo era Ana Frank. Martín D’Alessio (17, levanta la mano. Albert explica: “Era una chica normal. Ella maduró durante su escondite”. Albert cuenta que cuando los nazis invadieron Holanda, en mayo de 1940, los habían puesto en una escuela especial, el Liceo Judío, donde iban los chicos con las maestras y profesores, todos judíos, que luego terminaron en los campos o fueron a escondites. Debían usar el brazalete con la estrella amarilla que los identificaba. No podían andar por la calle, ni tener amigos no judíos.
En ese contexto, Ana celebró su cumpleaños puertas adentro de su casa. Invitó a toda la clase. Era el 12 de junio de 1942. Cumplía 13. Aquella tarde, los chicos dejaron los regalos en el centro de la mesa. “Allí debió haber estado el famoso cuaderno”, recuerda Albert. Tres días después, el 15 de junio de 1942, Ana hacía referencia a él en su diario: “Albert de Mesquita venía de la escuela Montessori y se salteó un año. Es realmente inteligente”.
Con 25 años, Martín Herszage, estudiante de Ingeniería, pregunta a Albert si leyó el Diario. “Leí la primera edición, de 1949. En ese momento no tuve una correcta apreciación. Al principio, pensé que yo podría haber escrito la misma historia. Pero no son sólo las cosas que le pasaron a Ana, sino cómo se sentía. Lo que ella quería hacer en el mundo y cómo se transformó en una personalidad muy bonita. Esto era lo especial de ella”, sonríe.
“¿Cómo fue volver a la rutina luego de la Guerra?”, indaga Antonella Vargas (24), estudiante de Abogacía. Albert sigue: “Nada quedaba de mi vida anterior. Ese primer día de clase, cuando regresé, fue el más triste de mi vida. Teníamos buenos compañeros pero no podíamos contar lo que había sucedido con nosotros. Ellos sólo sabían que en la Guerra había poca comida y hablaban de un avión inglés derribado. No había comprensión ni sentido de hablar de lo que habíamos vivido. Antes de 1942, yo tenía 15 tíos. Y después del ’45, tres. Todos fueron deportados a los campos. Me salté la adolescencia. Yo era un chico sobreadaptado. Obediente. No decía malas palabras como la mayoría. ¿Cómo me iba a quejar de mis padres, si era la única familia que tenía?”.
Camila Kaut (17), del Liceo 9 y futura estudiante de Criminalística, se interesa por la gente que lo ayudó. Quiere saber si siguen en contacto. “Sí. Para esconderte necesitás personas que te ayuden, que te provean de comida y de una cama. No sos más independiente. Hoy somos como hermanos con una de las familias que nos refugió. “Siempre hay gente buena. Sé que ustedes también pueden encontrarla”, pasa el mensaje Albert. “Muchos se arriesgaron para ayudarnos. Aprendí que se puede encontrar buena gente en todos lados. No depende de la raza, ni de la religión, ni de la edad, ni del género”, completa.

En cambio, Candela Jantus, 16 años, alumna de la Escuela ORT, averigua sobre las secuelas de la posguerra. Albert responde con una anécdota: “Tiempo después, fui a visitar a un señor judío -tenía 80-, que había quedado viudo. La familia que lo había escondido, cuando perdió a su mujer, lo invitó a vivir con ellos. Entonces este hombre volvió a la casa donde había estado oculto. Habían pasado 25 años, pero él todavía hablaba en voz baja; no pedía nada para sí mismo y trataba de no molestar ni irritar. Me había olvidado de cómo era vivir así. Fue terrible. Volví a sentir el miedo permanente a ser arrestado, delatado o descubierto.” Nacido un 15 de marzo de 1930, Albert se recibió de Químico y vive con Bep en Eindhoven, a una hora de Ámsterdam. Cada tanto recibe la visita de su hermana Teresa, que tiene 84 y reside en Nueva York. Salen juntos a hacer las compras. “¿Queda resquemor, resentimiento?”, indaga Paz Mattenet (19), estudiante de Antropología en la UBA. Albert pone un ejemplo: “Mi hermana puede tomar una botella de agua mineral de la góndola. Si descubre que está hecha en Alemania, la devuelve. Ese no soy yo”, ríe. “¿Cómo fue el día que los alemanes se rindieron?”, plantea Ezequiel Companeetz (16), alumno del Carlos Pellegrini. Albert refiere: “ Estaba prohibido pero teníamos una radio. Entonces escuchamos la noticia. Y salimos felices a la calle. Teníamos las ropas muy viejas. Papá nos había dicho, muchas veces, que esperaba sus zapatos aguantaran hasta que terminara la Guerra. Esa misma tarde, cuando anunciaron el fin, se le rompieron en pedazos”.

Shalom - Shavuot, la fiesta de las semanas


Descubrimos cada semana los elementos esenciales que crean la causa y base de la existencia del Pueblo de Israel y su existencia a pesar de las circunstancias adversas. Estos elementos no dependen de la tierra, el lenguaje, la cultura, la raza o la herencia genética. El único factor constante que preservó al Pueblo judío de todas las vicisitudes es la tenacidad con la cual se adhieren a su herencia espiritual. Y es esta herencia la que Shalom nos descubre cada domingo a través del análisis sobre temas de actualidad como ciencia, educación, festividades, cocina medicina, mística…


sábado, 27 de mayo de 2017

Sergio Miyagi


En Dios Me Liberman, por Nacional Rock 93,7 conversamos con Sergio Miyagi, Jefe de Prensa del Jardín Japonés, sobre los festejos del 50 aniversario.

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el aire: Ulises Mendoza / Coordinación: Guillermo Cabezudo 


Marina Rama - HIP SISTA


En Dios Me Liberman, por Nacional Rock 93,7 conversamos con Marina Rama sobre la presentación de hoy de Hip Sista en Bebop Club.

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el aire: Ulises Mendoza / Coordinación: Guillermo Cabezudo


Hip Sista hoy a las 00:00 en Bebop Club, Moreno 364 Subsuelo. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

HIP SISTA es un grupo vocal argentino. Tres generaciones de mujeres cantantes se encuentran con el mismo deseo de investigar el formato de ensamble vocal sobre el lenguaje del Jazz. Voces para ver, sin duda, además de para escuchar. Luego de haber presentado su primer material discográfico “Ellingtones” durante 2014/15, se encuentran preparando su nuevo material discográfico, un homenaje al pianista y compositor Horace Silver.

Interacciones melódicas, armonías en bloque, improvisación vocal, scat, y mucha versatilidad rítmica caracterizan la esencia de este ensamble. Con personalidades vocales muy distintas, logran un ensamble perfecto que permite realzar la particularidad de cada timbre de voz.

Presentan desde el 2012 un espectáculo homenaje al gran pianista y compositor Duke Ellington. A través de una selección de sus grandes éxitos, se propone plasmar la escena musical de la era del swing.
Su primer material discográfico 'Ellingtones' (2014) y  es el resultado de un intenso trabajo de investigación y adaptación de los arreglos orquestales de Ellington a trío vocal.


En el año 2013 el trío comienza a recorrer el circuito porteño. Culmina ese año con una gira a Ushuaia-Tierra del Fuego con un ciclo de conciertos a sala llena, y con excelentes críticas.  Durante el 2014 graban y editan digitalmente 'Ellingtones' mientras continúan transitando los escenarios del Gran Buenos Aires. En Septiembre de 2014 dentro del marco de la Presentación de su disco debut participan del Festival SUMAR Córdoba, y en BEBOP Jazz Club, entre otros. En 2015 participan del Festival de Jazz de Buenos Aires. En Abril de 2017 participaron del Dia internacional del Jazz en el marco de conciertos de la sala sinfónica de la Usina de Arte, Buenos Aires, Argentina presentando su nuevo material discográfico, un homenaje al pianista y compositor Horace Silver.

Prensa: Karina Nisinman



Réquiem de Giuseppe Verdi


A continuación, el Réquiem de Giuseppe Verdi, en la interpretación de Ileana Cotrubas, Julia Hamari, Veriano Luchetti, Ruggero Raimondi, junto al Ensemble Vocal de las Países Bajos, y la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, bajo la batuta de Riccardo Muti.


miércoles, 24 de mayo de 2017

Lilli Palmer


Lillie Marie Peiser, más conocida como Lilli Palmer, nació en Poznań, entonces Imperio Alemán, el 24 de mayo de 1914 y murió en Westwood, Los Ángeles, Estados Unidos, el 27 de enero de 1986. Actriz, escritora, pintora, y cantante.

En 1917 su familia se mudó a Berlín-Charlottenburg, estudió arte dramático en Berlín y en 1932 debutó en el Rose-Theater, luego integró el conjunto del Hessischen Landestheater en Darmstadt donde fue actriz en operetas.

En 1934, tras la llegada de los nazis al poder, se instaló en París, y mientras actuaba en cabarets, llamó la atención de los caza talentos británicos, que le ofrecieron un contrato para Gaumont Film Company. Debutó en el cine con el film Crime Unlimited de 1935, en 1936 filmó con Alfred Hitchcock, y ese mismo año debutó en teatro, donde concentró su carrera hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

En 1945 se trasladó Hollywood, firmó un contrato con Warner Brothers y actuó en varias películas, destacando Cloak and Dagger en 1946 dirigida por Fritz Lang con Gary Cooper y Cuerpo y alma en 1947. Trabajó en teatro y condujo su programa de televisiva en 1951.


Se destacó en César y Cleopatra, Venus Observada, Bell Book and Candle y El amor de los cuatro coroneles de Peter Ustinov. Con Rex Harrison protagonizaron en Broadway Bell, Book and Candle, con mucho éxito, y después en la versión filmada de la obra teatral de Jan de Hartog The Fourposter. En 1954 Lilli Palmer volvió a Alemania, trabajó en cine y televisión junto a Romy Schneider y Curd Jürgens, paralelamente continuó actuando para producciones de Estados Unidos junto a estrellas como Clark Gable, James Mason, y en Francia con Jean Gabin y Charles Boyer.

En 1962 actuó junto a William Holden en el film de espionaje, The Counterfeit Traitor, y con Robert Taylor en una película basada en hechos reales de la Segunda Guerra Mundial, Miracle of the White Stallions. En 1978 participó en el film Los niños del Brasil, con Gregory Peck, Laurence Olivier y James Mason, entre otras estrellas. En 1974 interpreto a Manouche Roget, en la serie The Zoo Gang, sobre un grupo de antiguos combatientes de la Segunda Guerra Mundial, interpretados por Brian Keith, Sir John Mills, y Barry Morse.

En 1975 publicó sus memorias bajo el título de Change Lobsters and Dance, además de una novela, The Red Raven, en 1978. El gobierno alemán la condecoró con la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania en la categoría de Gran Cruz al Mérito de la República Federal Alemana, y en 2000 le dedicó un sello postal.


A continuación, recordamos a Lilli Palmer, con Good Morning, Boys.


martes, 23 de mayo de 2017

Artie Shaw


Arthur Jacob Arshawsky, más conocido como Artie Shaw, nació en Nueva York, Estados Unidos, el 23 de mayo de 1910 y murió en Thousand Oaks, Estados Unidos, el 30 de diciembre de 2004. Clarinetista, director de orquesta, y escritor.

Se educó en New Haven, Connecticut, donde aprendió a tocar el clarinete y el saxofón. Posteriormente inició su carrera en orquestas de baile, y en 1926 adoptó el seudónimo con el que se hizo conocido en todo el mundo. En 1929 se instaló en Nueva York, donde realizó una intensa actividad como músico de estudio, y colaboró en la orquesta de Paul Whiteman. En 1934 se retiró por un año para dedicarse a la literatura.

En 1936 creó su propia orquesta, con poco éxito al principio, pero a partir de abril de 1937 renovó algunos de los integrantes y en 1938 grabó su primer éxito: Begin the beguine. Parte de ese año Billie Holiday fue la cantante de la orquesta, lo que provocó algunos problemas con segregación racial, que Artie Shaw, por sus profundas convicciones, siempre combatió. Poco después se retiró nuevamente de la música y se instaló en México.


En 1940 volvió a formar la orquesta y logró grandes éxitos como Frenesí, paralelamente, dirigió una pequeña formación, los Grammercy Five. También protagonizó la película Al fin solos, junto con Fred Astaire y Paulette Goddard. En 1942, se alistó en la Marina, donde dirigió una orquesta destinada a levantar la moral de las tropas que combatían en el Pacífico.

En 1944 organizó una nueva orquesta de jazz con músicos como Roy Eldridge, Herbie Stewart, Dodo Marmarosa y Barney Kessel, entre otros. Durante la década de 1950 dirigió varias orquestas y una versión modernizada de los Grammercy Five. A los 44 años decidió clausurar su brillante carrera musical. En 1955 y después de ser interrogado por el Comité de Actividades Antinorteamericanas del senador McCarthy, dejó los Estados Unidos y se instaló en  la Costa Brava española durante cinco años, hasta que la fiebre McCarthysta se apaciguó.


A fines de la década de 1960 abandonó de nuevo la música para convertirse en productor cinematográfico y teatral. Se retiró a Lakeville, Connecticut, y esporádicamente reapareció como músico, como por ejemplo al frente de una gran formación en 1985, o en Londres en 1992 para dirigir su Concierto para Clarinete. En 2004, recibió un Premio Grammy a la Trayectoria.


A continuación, recordamos a Artie Shaw, con su interpretación de Lady Be Good.


Elisabeth Eidenbenz



Elisabeth Eidenbenz nació en Wila, Suiza, el 12 de junio de 1913 y murió en, Zúrich, Suiza, el 23 de mayo de 2011. Maestra y enfermera.

Trabajó como maestra en diferentes colegios de Suiza y Dinamarca hasta que decidió integrarse en la Asociación de Ayuda a los Niños de la Guerra. Llegó a Madrid el 24 de abril de 1937 como voluntaria para ayudar a madres y niños del campo de concentración francés durante la guerra civil española.

Tras la caída de la república, los exiliados se tuvieron que refugiar en los campos franceses, en los que muchos de ellos murieron víctimas de la desnutrición, y las enfermedades. Debido a ello cualquier mujer embarazada estaba condenada a perder a su hijo, o morir en el parto.


Ante esa realidad, convirtió un palacete abandonado en una maternidad, próximo a Elna, junto al campo de Argelès-sur-Mer. La maternidad se mantuvo con las donaciones voluntarias que llegaban de Europa, pero tras el comienzo de la II Guerra Mundial, los fondos disminuyeron y comenzaron a llegar refugiados de diversos lugares. Principalmente eran mujeres judías que huían de la ocupación nazi.

Por la situación reinante, la maternidad se asoció con la Cruz Roja y acató la política sobre neutralidad, que le impedía recibir refugiados políticos, sobre todo judíos, por lo que falseó la identidad de gran parte de ellos para burlar esas restricciones. La Gestapo ejerció mucha presión, al punto que en una oportunidad Elizabeth fue detenida.

Gracias a Elisabeth Eidenbenz se salvaron aproximadamente 400 niños españoles y 200 judíos procedentes de Europa.


A partir de 2002 comenzó a llegar el reconocimiento a su labor, se publicaron varios libros sobre su gesta y ese año recibió la Medalla de los Justos Entre las Naciones, otorgada por el Estado de Israel, en 2006, la Cruz de Oro de la Orden Civil de la Solidaridad Social, del Gobierno de España, en 2006, el Premio Cruz de San Jorge, de la Generalidad de Cataluña y en 2007, Legión de Honor, concedida por el Gobierno Francés.

lunes, 22 de mayo de 2017

Anna Borkowska. Polonia.

Abba Kovner, segundo de la derecha, en la ceremonia de entrega del título de Justa de las Naciones a Anna Borkowska, sentada a su izquierda. Varsovia, 1984
El sitio www.yadvashem.org publicó este recordatorio

Antes del Holocausto, Vilna era el mayor centro judío de educación y cultura. En 1939 la comunidad judía contaba con 55.000 almas. Poco después de la ocupación de Vilna por los alemanes el 24 de junio de 1941, comenzó el asesinato de los judíos por fusilamiento. Poco después, a comienzos de septiembre de 1941, fue establecido el gueto, pero la matanza continuó, y por los siguientes meses, miles de judíos fueron ametrallados por los alemanes y sus colaboradores lituanos en el bosque de Ponar, en las afueras de la ciudad. Hacia el fin de ese mismo año, 35.000 judíos habían sido asesinados, y otros 3.500 habían huido. La liquidación final del gueto tuvo lugar en agosto-septiembre de 1943, cuando los remanentes 12.000 hombres, mujeres y niños fueron deportados a campos en Estonia. Hacia la liberación, sólo habían sobrevivido entre 2.000 y 3.000 de los judíos originales de la ciudad.

Anna Borkowska era la madre superiora de un pequeño convento de nueve monjas dominicas localizado cerca de Kolonia Wilenska, en la ruta de Vilna a Vileika. Cuando comenzó la matanza de judíos en Vilna, Borkowska abrió las puertas de su convento a un grupo de 17 miembros de los movimientos clandestinos pioneros judíos sionistas. A pesar de la enorme diferencia entre ambos grupos, se trabaron excelentes relaciones entre las monjas cristianas y los judíos seculares de izquierda. Los pioneros hallaron un refugio seguro detrás de los muros del convento; trabajaron con las religiosas en los campos y continuaron con su actividad política. Llamaban a la madre superiora Ima (Mamá en hebreo).

Fue en los claustros del convento que Abba Kovner, un líder del movimiento Hashomer Hatzair en Vilna, escribió su famosa proclama llamando a la rebelión. Con lo que sólo puede ser descripto como una formidable intuición, Kovner captó cabalmente el significado de la matanza de Ponar, y advirtió que dichas matanzas eran parte de un plan sistemático y global para asesinar a todos los judíos de Europa. Años después, Abba Kovner declaró que las ideas de la rebelión del gueto fueron concebidas en el convento: “Hitler está planificando la aniquilación de la judería europea... ¡No vayamos como ovejas al matadero! ¡Es cierto que somos débiles e indefensos, pero la resistencia es la única respuesta al enemigo!... ¡Resistir! ¡Hasta el último aliento!”, escribió. El manifiesto que Kovner leería a sus compañeros en 31 de diciembre de 1941 fue impreso en el convento y distribuido en el gueto.

Hacia fines de diciembre de 1941, los pioneros decidieron abandonar la seguridad del convento y retornar al gueto con el fin de fundar el movimiento de resistencia. Borkowska intentó disuadirlos de partir, pero fue en vano. Unas pocas semanas después de su regreso, Abba Kovner fue llamado a las puertas del gueto. Borkowska había llegado, y había dicho que quería sumarse a los judíos en el gueto: “Dios está en el gueto”, dijo. Kovner la disuadió. Cuando ella le preguntó qué necesitaban, Kovner le respondió que necesitaban armas. Fue Borkowska – una monja comprometida con la espiritualidad y la no violencia- quien contrabandeó las primeras granadas hacia dentro del gueto.

En septiembre de 1943, cuando las sospechas nazis respecto de ella aumentaron, los alemanes arrestaron a Anna Borkowska. El convento fue clausurado y las hermanas dispersadas. Eventualmente, Borkowska solicitó ser dispensada de sus votos monásticos, pero continuó siendo una mujer profundamente religiosa.

La mano amiga de Borkowska nunca fue olvidada por los pioneros sionistas que inmigraron a Israel después de la guerra, pero sólo en 1984 se reestableció el contacto entre ellos. Por aquel tiempo ella tenía 84 años de edad y vivía en un pequeño apartamento en Varsovia.

Ese mismo año Yad Vashem galordonó con el título de Justa de las Naciones a Anna Borkowska y a seis monjas de su convento, y Abba Kovner plantó un árbol en su honor en la Avenida de los Justos en el Monte de la Memoria.



Abba Kovner viajó a Varsovia para entregarle a Anna Borkowska la medalla. “¿Por qué merezco yo este honor?”, preguntó Borkovska, a lo que Kovner respondió: “Usted ha sido Anna de los Ángeles”. Explicó: “Durante los días en que los ángeles nos ocultaron sus rostros, esta mujer fue para nosotros Anna de los Ángeles. No uno de esos ángeles que inventamos en nuestros corazones, sino un ángel que ha creado nuestras vidas para siempre”.

Virginia Lago


Virginia Lago nació en San Martín, Provincia de Buenos Aires, Argentina, el 22 de mayo de 1940. Es una primera actriz con una extensa trayectoria en teatro, cine y televisión.

A continuación, celebramos el cumpleaños de Virginia Lago, con una entrevista realizada en el programa El Mundo nos Mira, del Canal de la Ciudad.


El Video del Papa - Cristianos de Africa


domingo, 21 de mayo de 2017

Shalom - Celebramos el día de Jerusalén


Descubrimos cada semana los elementos esenciales que crean la causa y base de la existencia del Pueblo de Israel y su existencia a pesar de las circunstancias adversas. Estos elementos no dependen de la tierra, el lenguaje, la cultura, la raza o la herencia genética. El único factor constante que preservó al Pueblo judío de todas las vicisitudes es la tenacidad con la cual se adhieren a su herencia espiritual. Y es esta herencia la que Shalom nos descubre cada domingo a través del análisis sobre temas de actualidad como ciencia, educación, festividades, cocina medicina, mística…

sábado, 20 de mayo de 2017

Pedro Giorlandini


En Dios Me Liberman, por Nacional Rock 93,7 conversamos con Pedro Giorlandini sobre su próxima presentación en el ciclo JAZZ EN "BORGES 1975". 

Conducción: Leonardo Liberman / Puesta en el aire: Ulises Mendoza / Coordinación: Guillermo Cabezudo




En JAZZ EN "BORGES 1975" Pedro Giorlandini Trío, el viernes 26 de mayo a las 23:30 en Borges 1975, Palermo. Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Presenta su disco "Pimba Limba" y adelanta temas de su próximo CD. El pianista, productor y arreglador bahiense ha sido invitado a participar del Festival Internacional Jazz Plaza Cuba a realizarse en La Habana y Santiago de Cuba en Enero de 2018, organizado por el Centro Nacional de Música Popular y el Instituto Cubano de la Música. Acompañan a Pedro Giorlandini (Piano), Federico García del Cerro (Bajo) y Alejandro Buho Briglia (Batería)

Pedro Giorlandini

Nacido en Bahía Blanca y radicado en Buenos Aires, Pedro Giorlandini comparte su labor de pianista y docente con la composición, a la par de una dedicada actividad como productor y arreglador de diversos intérpretes. En 1985, se radicó en la ciudad de San Salvador de Bahia, Brasil. Allí participó en varias ediciones del carnaval bahiano con el Trío Elétrico Traz os Montes, Geronimo y Ricardo Chávez e Banda Eva. Paralelamente integró varias agrupaciones de jazz.

Director musical, tecladista y arreglador de Margareth Menezes, participó en los discos Kindala (10 semanas en la Billboard World Albums ocupando el 2° puesto y nominado a los Grammy Awards, con Jimmy Cliff y Elba Ramalho como artistas invitados) y Um Canto Para Subir, que incluye dos temas producidos por David Byrne. Con este proyecto realizó giras por varios países de Europa, Estados Unidos, Canadá, Méjico, Argentina y Brasil. Acompañó a Cecilia Milone en los espectáculos "Amores del Tango", con dirección general de Cecilia Milone y "Morocha y Pasional" con dirección general de Gerardo Sofovich.

Participó como productor, arreglador y tecladista en numerosos discos entre los que se destacan Matriz de Roberto Méndez, con la participación de Caetano Veloso, Swing da Cor de Daniela Mercury, Baccarat por el Mundo, de Sergio Pángaro, y Educación Sentimental, de Rosal. También tocó con  la cantante y actriz española Sarita Montiel, con Ramiro Musotto & Orchestra Sudaka, con el cantante afro-americano Ollan Christopher Bell (productor de John Lee Hooker), con el guitarrista australiano Stephen Magnusson (integrante de la Liberation Music Orchestra de Charlie Haden) y con la cantante francesa Alex Pandev, entre otros.

Desde 1996 llidera su trío de jazz. En el 2000 grabó Pimba Limba, un disco de temas propios. Temas de este disco musicalizan el film documental The Original Alta Rezia Freeride Tour (Suiza, 2005). Actualmente se encuentra produciendo el álbum de la cantante Vera Cirkovic, que contará con la participación de Franco Luciani, Gabo Ferro y los tenores Victor Torres y Darío Volonté. 

Prensa: Mediohábiles estrategias en comunicación



Réquiem de Giuseppe Verdi


Seguidamente, el Réquiem de Giuseppe Verdi, en la versión de Lise Davidsen, Olesya Petrova, Giorgia Berrugi, Insung Sim, junto al Coro de la BBC y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Dinamarca, dirigidos por Fabio Luisi.


viernes, 19 de mayo de 2017

Tenía 8 años y sobrevivió al Holocausto escondiéndose en un ropero durante un año

El Diario La Nación, en su edición digital, publicó este artículo

Tenía 8 años y sobrevivió al Holocausto escondiéndose en un ropero durante un año

Se escapaba para ver los trenes partir porque sentía que no podía ser ajena al dolor de aquellos que viajaban apilados rumbo a los campos de concentración
LA NACION
VIERNES 19 DE MAYO DE 2017 • 20:18
Cuando el nazismo conquistó Europa, Charlotte de Grünberg tenía 8 años y perdió hasta la identidad
Cuando el nazismo conquistó Europa, Charlotte de Grünberg tenía 8 años y perdió hasta la identidad. Foto: Prensa Ruperto Long
Charlotte de Grünberg era una niña belga de tan solo 8 años y no podía jugar, ir a las plazas o correr por las calles. Tampoco podía ir al colegio, aprender, leer o dibujar. No podía. La historia no la dejaba. Tenía 8 años pero no tenía muñecas, juguetes, ni siquiera, amigos. Cuando el nazismo conquistó Europa, arrasó con todo y le sacó hasta la identidad.
"A los quince minutos de haberse producido la ruptura o la partida de un lugar por obligación, uno deja de ser quien es sin lograr llegar a ser otra persona, porque en el transcurso queda uno en nada: la persona se transforma en una no persona", cuenta -aún en medio del dolor- Charlotte a LA NACION. No se olvida. Es imposible, para ella, olvidar esa odisea que la sumergió en un eterno juego de las escondidas en las que el costo de perder era el desprecio, la tortura y la muerte. "Decidí que nunca más iba a permitir que me humillen de ninguna forma ni si quiera huyendo", sostiene.
Durmió, junto a su hermano Raymond, durante un año en una pequeña habitación escondida en un ropero
Durmió, junto a su hermano Raymond, durante un año en una pequeña habitación escondida en un ropero. Foto: Prensa Ruperto Long
Se define a sí misma como "un pequeño pedacito de una historia que duró más de 12 años" entre persecuciones y la destrucción sistemática de la persona judía. "Soy una víctima que habla 70 años después", dice y se toma unos minutos para explicar que aún le cuesta definirse como víctima y que, de alguna manera, carga con culpa por haber sobrevivido. "Dentro de los que no hablamos hasta estas edades avanzadas, todos tenemos la sensación de que no somos merecedores de toda la atención de la gente que sobrevivió a Auschwitz, por ejemplo, porque es el descenso al infierno total, no se puede imaginar algo peor".
Ella cree que su dolor hoy está en las lágrimas o el sufrimiento de aquellos niños que están sumergidos en alguna guerra y eso la despierta a contar sus propias vivencias: "Hay niños refugiados que están muriéndose en todo el mundo sin haber recuperado nunca la posibilidad de una vida. Eso da para pensar, salirse de lo que es uno, su propio dolor y su mochila. Las circunstancias actuales invitan a que uno no se olvide de que el otro existe".
En el camino, Charlotte y su familia se despojaron de todo. Ella, por un problema de bizquera, solía llevar el ojo derecho tapado con un parche pero tuvo que dejarlo para no llamar la atención el día en que escapó de su casa ante la convocatoria a su padre a ir a los campos de trabajo forzado, esos "de los que no se regresa".
"Cuando mi padre dijo: 'Nos vamos mañana', no sabíamos qué nos esperaba y nos esperaba que no existíamos más. habíamos desaparecido", explica la belga que también dejó atrás a su muñeca favorita, Katiushka, sus sueños de la infancia y su apellido: se convirtió -de repente- en la hija menor de los "Wings", una niña con un futuro incierto y con sensaciones que hasta entonces desconocía, como el hambre. Lo único que le daba esperanza era aquella promesa que les hizo su papá antes de que se inicie la huida: "No van a dividir a nuestra familia". Y así fue. "Gracias a él estamos vivos", sostiene.
Hoy su lucha se volvió novela y transita las páginas de La niña que miraba los trenes partir (Aguilar), el libro de Ruperto Long basado en su historia, que acaba de editarse.

El repiqueteo de los soldados

El sonido de las botas de los soldados significaba lo mismo en todas partes porque el terror de la tortura era universal
El sonido de las botas de los soldados significaba lo mismo en todas partes porque el terror de la tortura era universal. Foto: Archivo
"Las pesadillas fueron prácticamente mis visitantes diarios: nocturnos o diurnos porque no podíamos distinguir el día de la noche ya que en los lugares donde estábamos no había ventanas... no hubo un día que no oyera el repiqueteo de los zapatos de los soldados", recuerda Charlotte. Ese sonido significaba que estaban cerca y que se avecinaba una redada. Junto a su familia fueron viajando de un lado a otro pero, independientemente del lugar donde estuvieran, el repiqueteo significaba lo mismo. El terror de la tortura era universal.
Se informaban en los cafés sobre cómo iba la guerra y cuál era la ciudad más conveniente a la cual ir. Así, durmió -junto a su hermano Raymond- durante un año en una pequeña habitación escondida en un ropero dentro de una casa en la que vivía junto a otras familias. Salía de su escondite lo menos posible porque estaba inmersa en una sociedad de la desconfianza. Cualquiera los podía entregar.
Lo único que le daba esperanza era aquella promesa que les hizo su papá antes de que se inicie la huida: No van a dividir a nuestra familia
Lo único que le daba esperanza era aquella promesa que les hizo su papá antes de que se inicie la huida: No van a dividir a nuestra familia. Foto: Prensa Ruperto Long
Eso les sucedió en medio de un traslado. Junto a otras familias, les habían pagado a unos hombres para que los lleven a Suiza y gestionen su ingreso al país, pero los dejaron antes de cruzar la frontera. Por ser franco-parlantes, los refugiados decidieron que Charlotte y Raymond fueran los primeros en cruzar y chequeen si era seguro el paso fronterizo. Una vez allí, los dos hermanos descubrieron la peor verdad: los habían traicionado y se encontraban solos en medio de la "zona roja", un terreno bajo riguroso control alemán. Esa noche, se sintió adulta por primera vez.
"La traición es posiblemente lo que más desprecio... es imposible pensar que alguien pueda delatar a otra persona sabiendo cuál es el precio", cuestiona y todavía se siente en su voz un dejo de enojo. Y agrega: "Para el judaísmo, la figura del delator es tal vez la peor escoria de la humanidad".
"En ese momento nos salvó un cura de campaña que arriesgaba su vida y nos hizo darnos cuenta de que había otro tipo de gente, de que no eran todos colaboracionistas", relata y se lamenta por no recordar su nombre.
El nombre que sí recuerda es el de Aline, su única amiga en medio de la guerra. La conoció en uno de los refugios: "Fue el único cuarto de hora en que tuve a alguien de mi edad con quien intercambiar ideas porque no teníamos libros ni juguetes, así que hablábamos bajito -cuando podíamos- y nos inventábamos un mundo... yo lo pude hacer y ella no". Aline murió en medio de una redada y Charlotte escuchó todo desde otra habitación. "Pararon, nadie sabe por qué, en el piso anterior al nuestro".

Un universo entre las vías del tren

Foto: Prensa Ruperto Long
Ella y Raymond a veces tenían que salir a comprar la comida para la familia y, en una de esas salidas, esta adulta de menos de 10 años descubrió una pasión terrorífica: los trenes.
En medio de la angustia por el recuerdo, Charlotte cuenta: "Me gustaba sentarme a ver los trenes pasar, al principio soñando que me iba de donde estaba... hasta que un día ví brazos saliendo, gritos y hasta llegué a ver a un hombre joven que se logró tirar de un tren a toda velocidad... A los ocho años uno entiende mucho, teníamos claro que la muerte podía ser el final".
Sigue se relato. "Entendí que esta gente no podía tener un indiferente más mirando lo que estaba pasado", dice y agrega: "Me di cuenta de que ya lo habían perdido todo y solo les quedaba un poco de esperanza de la mirada interesada y dolorida de alguien que veía eso que estaba pasando. Sentía que era indispensable que yo lo viera, entre otras cosas, para atestiguar en su momento y, por eso, lo hice al final de la guerra". Hoy, Charlotte ya no toma trenes.

La niña que miraba los trenes partir

Ruperto Long es el autor del libro La niña que miraba los trenes partir, que presenta el testimonio de Charlotte como el corazón de la historia. "La persecución deliberada de los niños y su exterminio era una parte de la guerra porque implicaba el final de una determinada raza", explica el autor a LA NACION.
"Hay detalles que ningún novelista puede imaginar, como cuando ella cuenta que la mamá le repetía: 'Tú no tienes que odiar', o el hecho de que hacían juguetes con los volantes que tiraban los alemanes para exhortar a la gente a denunciar a los judíos escondidos", destaca Long, quien se dice un convencido de que la realidad supera a la ficción.
Hoy su lucha se volvió novela y transita las páginas de La niña que miraba los trenes partir, el libro de Ruperto Long
Hoy su lucha se volvió novela y transita las páginas de La niña que miraba los trenes partir, el libro de Ruperto Long. Foto: Prensa Ruperto Long
Él conoció a Charlotte en Uruguay, donde ambos viven, pero desconocía su dolor dado que esta belga prefería no contar su pasado por pudor a los que murieron. Su marido uruguayo, José, y sus hijos tampoco sabían qué era eso que se escondía detrás de su mirada. Recién pudieron conocer sus vivencias una vez que leyeron el libro.
Ella vuelve a tomar la palabra en esta charla para aclarar que elegía expresar lo que no podía decir en palabras a través del jazz y la pintura. Y agrega: "Decidí no contarlo porque, cuando sobrevivís, para sobrepasar estos dolores que te destruyen y machacan te transformás en hierro y eso es lo que, a veces, tenés que combatir".